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Vayámonos unas décadas atrás. Un par de jóvenes de la posguerra que se enamoraron en Andalucía y se casaron. Hartos de pasar fatiguitas para llegar a final de mes decidieron como miles más de andaluces emigrar a Cataluña. Allí trabajaron a destajo para los catalinos en sus fábricas y en lo que iba saliendo. Después de algunos años decidieron volver a su tierra, eso sí, con la recomendación de no hacerlo de charnegos cercanos que actualmente muchos de ellos y de sus descendientes son más independentistas que el mismísimo presidente del Gobierno -no de derecho- aunque sí de hecho, Puigdemont.
Se afincaron en Los Barrios a la vuelta y aunque se condenaban voluntariamente a peor fortuna, el Sur era su sitio y su vida. Su destino: trabajar para un terrateniente andaluz, ella como empleada de hogar y él en el régimen agrario. Trabajo duro y mal pagado. Al final de sus vidas laborales él se quedó sin trabajo porque a ciertas edades ya los patrones no quiere a viejos y ella a trabajar de cocinera hasta después de que él falleciera.
Nunca tuvieron hijos aunque sí este sobrino adoptivo que les escribe y otros familiares más que nunca dejaremos de quererla y ayudarla en lo que necesite.
¡Al tema! Mi tía tiene reconocida una dependencia de Grado II, por lo que le han concedido 45 horas de asistencia domiciliaria mensuales que le presta el Ayuntamiento de Los Barrios a través de la empresa INGESAN. La sorpresa le ha venido a mi tía cuando le han llevado un papel por el que tiene que pagar casi 70 pavos al mes y cuando ha preguntado le han dicho, cómo hacen los valientes de siempre: “Es que si no firma el documento pierde la asistencia domiciliaria”. Y claro una señora tan mayor, impedida, con los dolores que la tiene, postrada en un sillón, que se mueve a duras penas con su andador… pues son cosas que a esas edades y con esos males acojonan al más pintado.
Ahora llegará el momento de cargar y diferir responsabilidades, que si la cosa es de la Junta, que si no hay dinero, ya se inventarán para ella y otras/os afectados mentiras de todos los colores.
Lo curioso es que al principio de la legislatura municipal/autonómica no les tembló el pulso para autosubirse el sueldo a los políticos de las respectivas administraciones, pero claro, hay prioridades mucho más prioritarias; y más cuando en nuestro municipio en el Partido Popular hacen de señoritos pendientes de lo que dicte Sevilla o Cádiz para poder prosperar personalmente en política, con la asistencia impagable aunque no impagada de sus capataces del Los Barrios 100x100.
En resumen, toda una vida trabajando y cotizando para tener como único patrimonio una vivienda y una pensión para convertirse en algo no prioritario en la tierra que ama. Yo ya le he recomendado que haga testamento y que le deje su vivienda a “Vividores de la política sin fronteras” que seguro que en este país no le van a faltar aspirantes a herederos de ese pelaje.
Aprovecho este artículo para darles especialmente las gracias a las grandes profesionales que hay dentro de la asistencia domiciliaria, profesión poco reconocida, y que son las que realmente hacen llegar a muchos de nuestros mayores dependientes, no sólo ayuda y cuidados, sino también compañía y cariño, cosas de la que carecen muchos burócratas políticos parasitarios de nuestros sueldos e impuestos.
Para terminar tan sólo decir que este matrimonio, en unos tiempos muy complicados, no se quedaron a quejarse de que eran la generación perdida, a pedir ayuditas ni paguitas sin hacer nada ni buscar trabajo, ni otras chorradas para comprar votos. Se marcharon a buscarse la vida honradamente, a trabajara a destajo para volver a su querido Sur… y después de tanto trabajo y haber cotizado tantos años le van a dar una pequeña lección a una viuda dependiente de lo que es el liberalismo, mientras que de grandes fortunas a la hora de heredar no pagan ni un pelote algunos que no han trabajado en su vida. ¡Qué mundo!