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La actitud de una generación

By José Lirio Jiménez Octubre 12, 2021 1567

La generación que construyó España. ¿Quiénes son los pobres? “Los nietos de los ricos”  

Cuando analizas lo que ocurre, en una empresa, una sociedad, o en los partidos políticos, debes buscar las causas que provocan  su situación, porque solo trabajando sobre las causas puedes cambiar  los efectos de la misma

No tengo ninguna duda de que una de las principales causas de la prosperidad que vivimos en los años pasados, fue la actitud de la generación de nuestros padres, que ahora sencillamente no existe, y una de las principales causas de la crisis es la de haber perdido esa actitud, actitud absurda de políticos sin principios de esta era moderna sin principios de amiguillos, y enchufados por ser de uno, u otro partido, egoísta y soberbia. Recuerdo a un amigo empresario honesto y brillante que viajó a China para hacer negocios, me comentaba:

“China va a ser implacable.  Cuando llegas allí el ambiente te recuerda lo que era España en los años 70. Todo el mundo quiere trabajar mucho, ahorrar, comprarse su casa, su coche, que sus hijos vallan a la universidad, y cuando una generación está así centrada, no hay quien la pare. Este pensamiento me hace reflexionar y entonces me ha vuelto a la memoria al contemplar a las tres generaciones que vivimos. 

Nuestros antepasados siempre han sido un ejemplo de trabajo, honradez, austeridad, previsión y generosidad. Pertenecen a una generación que, como decía mi padre, les tocó el peor cambio de jóvenes trabajaron para sus padres y de casado para sus hijos. Eran y son gente que veían el trabajo como una oportunidad de progresar, como algo que les abría un futuro mejor, y se  entregaron a ello en condiciones muy difíciles. 

Son una generación que compraba las cosas cuando podía y del nivel que se podía permitir, que no pedía prestado más que por estricta necesidad, que pagaban sus facturas con celo, “y ahorraban un poco por si pasaba algo”, que gastaban en ropa y lujos lo que la prudencia les dictaba y se bañaban en ríos cercanos, disfrutando de tortillas de patatas y embutidos, en Domingos veraniegos de familia y amigos.

Y tan sensatos prudentes y trabajadores fueron, que constituyeron así todas las empresas que hoy conocemos y que dan trabajo a la mayoría de españoles. Sabían que el esfuerzo tenía recompensa y la honradez formaba parte del patrimonio de cada familia. Se podía ser pobre, pero nunca dejar ser honrado. La democracia significaba libertad y posibilidades de seguir viviendo en armonía y respeto, y se cometieron los dos peores errores imputables a esa generación. 

Primer error, Que mis hijos no trabajen tanto como trabaje yo. Nos cargamos la cultura del esfuerzo y del merito de un plumazo, convirtiendo el trabajo en algo en evitar.  

Segundo error, “Como tenemos unos ahorrillos, hijo, tu gasta, que para eso están tus padres”, Con lo que mi generación empezó a pensar, que el dinero nacía en las cuentas corrientes de sus padres, que daban la impresión de ser inagotables de hipotecas, rehipotecas y contra hipotecas, y, entonces eclosionó nuestra generación. 

La generación de Felipe González: Los nuevos ricos, la generación del pelotazo, la generación del gasto continuo, la generación de la especulación, de la ingeniería financiera, de la exhibición del derroche, la de que lo quiero todo, y lo quiero ya, la de “papa dame” y todos nos volvimos ricos en (apariencia). Todos nos convertimos en gastos horteras. ¿Conocéis a alguien que se atreva a comer un bocata de chorizo? Lo corren a gorrazos por paletó ahora hay que comer hamburguesas descontruida al aroma de los almendros al atardecer. ¿Y que decir del vino? Pasamos de don Simon con casera, al Vega Cecilia sin fase de descompresión. El vino ya no está bueno, ahora tiene matices a fruta del bosque, con un retrogusto. 

Estos son los errores que cometimos los de antaño, y que ahora es difícil de subsanar, y esto de la familia que anduvimos por el mundo honrando el pan. Todo esto. Es trasladable a las nacionalidades propuestas donde decían aquí no pasa nada, estos son sólo un puñado que no llena un autobús, pero a lo largo de 40 años de democracia, esto fue aumentando, donde el remedio, por no hacer cumplir las leyes, y nuestra constitución. Ya que según nuestros mandatarios no pasaba nada, y necesitaban los votos, ahora se ven desbordados por el nacionalismo. Haciendo negociaciones a oscuras para tratar de frenar, lo que nuestros políticos pusieron en marcha equivocadamente, y ahora no son capaces de rectificar, ni solucionar, sencillamente porque se les ha ido de las manos. Ya que autoridad que no se ejerce, autoridad que se pierde. Y así, estamos y así, nos va. 

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