Recuerdan que el honor a éste día se debe a una famosa protesta que comenzó precisamente el 1 de mayo de 1886 con más de 80.000 trabajadores en Chicago que pedían una jornada laboral de 8 horas, arrojándose artefactos explosivos entre la muchedumbre que mataron a un oficial de policía y a numerosos civiles. Este hecho provocó un feroz ataque contra los protestantes, que culminó con un juicio injusto.

En nuestro país y en otro países europeos, a pesar de haberse implantado ésta fecha en un Congreso de París en 1889, su celebración es posterior. Aquí las jornadas laborales consistían entre 12 y 16 horas. A pesar de que en la dictadura franquista era festivo el 1 de mayo, los trabajadores no tenían derecho a manifestar su carácter reivindicativo legalizándose en el año 1978 de la mano del movimiento obrero y sindicalista.

La portavoz del grupo Rosmarie Hennecke señala que “en su opinión todos los trabajadores deberían ser recordados en esta fecha, también aquellos que no reciben un sueldo por su labor como lo son las amas de casa y los voluntarios, entre otros. Después de 135 años del día denominado “Los Mártires de Chicago”, considera que el camino es la renta básica universal e incondicional para así liberar a la gente de tener que ganarse el pan de cada día con labores que en muchas ocasiones no traen felicidad, pero, que por el sistema actual implantado son necesarios para la supervivencia de la gente. Opina que esta renta básica, cuya iniciativa está en marcha, podría ser un buen proceso para acabar con la corrupción que tanto está dañando a la sociedad devolviendo la dignidad a cada persona”.

El grupo verde manifiesta que en el marco de la pandemia se ha demostrado el daño causado al tejido productivo, económico y socio-sanitario, considerando que se debe priorizar el trabajo en servicios esenciales desde la agricultura a la distribución, la sanidad, la seguridad, la limpieza y un largo etcetera. Que es esencial un obligatorio respeto a nuestro entorno natural sin el cual se evidencia que no somos nadie, del cual vivimos y por el cual podemos morir más rápido de lo que pensamos, si no somos capaces de cambiar la feroz producción y su consumo.

Manifestamos, como “verdes” que somos, el apostar por que la recuperación económica vaya ligada a un nuevo pacto verde en el que el desarrollo y la economía tengan objetivos ecológicos en primer lugar para poner en lo posible ( más vale tarde que nunca) remedio a un cambio climático como un horizonte preferente que será a la vez generador de empleo.