Estoy cabreado, muy cabreado, como tantos y tantos ciudadanos. La incompetencia y la mediocridad nos gobiernan. La falta de sentido común y de inteligencia, se besan. Y lo peor es que se están cobrando a miles de muertos. Son unos mentirosos compulsivos.

En sus agendas la mayoría de los políticos sólo tienen tres cosas: cambiar el pasado, planear venganzas y hacer política de partido y, cuando llega algo tan inesperado como el Covid-19, que no encaja con ninguna de las tres, simplemente no saben qué hacer. La gran mayoría de los políticos están jugando un nefasto papel en la gestión de esta situación. Es más que evidente y el que no lo quiera ver, tiene un grave problema.

Esto es un auténtico desastre. Nadie parece atreverse a mandar. No hay capacidad de tomar las riendas. Tenemos un problema que tenemos que reconocer, decía Iñaqui Gabilondo, “España no funciona, la ineficacia reina y las palabras mandan más que los hechos” y los hechos son evidentes, como esos políticos que se han vacunado sin que les corresponda. Esos sinvergüenzas se han aprovechado del poder en un momento de dolor y sufrimiento para todos y, eso, es imperdonable.

La pandemia crece como crecen los inútiles. Los populistas atacando, un ministro de sanidad que dimite en plena crisis sanitaria para dedicarse a unas elecciones, “casos positivos” que pueden ir a votar y acudir a mítines, hospitales colapsados, una economía que se hunde, ochocientos mil nuevos pobres en España, cerca de cuatro millones de parados, los pobres cada vez más pobres. ¿Os parece poca la desgracia?

Desestimados políticos (de un bando y otro): por encima de las ambiciones está el bien de las personas. Con la vida y la salud no se juega y vosotros lo estáis haciendo. La gente tiene voluntad de tirar con el carro adelante pero no encuentran vuestro apoyo. Por favor, poned en el centro de una vez por todas a las personas y meteos en el fango dándoos un baño de realidad y de humanidad.