El Alcalde vuelve a entonar la cantinela de que son los presupuestos más solidarios de la historia del Ayuntamiento de Algeciras, bulo que ya no se cree ni el simpatizante más acérrimo del PP. Por mucho que repita ese mantra año tras año, el análisis exhaustivo de las partidas presupuestarias y su posterior ejecución demuestra todo lo contrario.

Esta vez, se ha buscado el apoyo de su socio de gobierno que le rinde pleitesía sin parangón, súbdito  que ya demostró sus verdaderas intenciones con la firma del acuerdo de investidura, documento sin calado que le sirvió de cortina de humo para garantizarse el cargo de confianza mejor pagado del consistorio algecireño y una cuantiosa paguita hasta que finalice el mandato.

El próximo año debe servir de punto de inflexión para la recuperación económica del comercio local y los presupuestos municipales no ayudan a conseguir este objetivo, además de no garantizar el bienestar social de las numerosas familias que lo están pasando muy mal debido a la crisis generada por el coronavirus.

Parece mentira que Landaluce no ponga en valor el trabajo realizado por colectivos sociales como la Asociación Ambae, a la que todavía no ha ingresado la cantidad comprometida para 2020 y que excluye en las cuentas de 2021; cabe recordar que la delegación de bienestar social es incapaz de atender a las cientos de familias que acuden a este colectivo solicitando la ayuda que no reciben de la administración municipal.

Algeciras necesita unos presupuestos que revitalicen la economía local y que, sobretodo, no deje a nadie atrás; deben garantizar la sostenibilidad social e incentivar la dinamización del tejido empresarial de proximidad, algo que olvida el equipo de gobierno ya que prioriza el autobombo, disparando el gasto en publicidad y propaganda e incentivando la política de postureo para perpetuarse en el poder.