Abril 19, 2024

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La Izquierda y la Religión

Por Darío Iglesias Muñoz

No ha hecho más que comenzar su andadura política el nuevo gobierno de coalición, cuando ya en su discurso vuelve a aparecer su tema estrella, el de todos aquellos que se creen poseedores de la verdad y del progreso; la religión y la Iglesia, queriendo eliminar de la vida pública todo aquello que huela a católico

Sí, he dicho bien, no todo lo que huela a cualquier confesión religiosa, sino todo lo que huela a católico, llegando a convertirse en algo obsesivo y cansino. Mantener la teoría de que toda religión es el opio del pueblo y que cualquier progreso social ha de conseguirse necesariamente al margen de cualquier posicionamiento religioso, es una teoría caduca y un anticlericalismo propio de otros tiempos. Me gustaría preguntarle a estos políticos ¿tanto mal hace la Iglesia en este mundo?

No hay más que abrir los ojos para contemplar que no hay en el planeta un colectivo más solidario que el de quienes se dedican a los demás por una vocación y un planteamiento religioso. Además, todos estos políticos que quieren reducir al ámbito de lo privado la religión y ridiculizar a la Iglesia, olvidan que el ser humano no es un sujeto simplemente físico, una mera masa biológica, sino que es también un ser espiritual. Existe en el hombre una realidad interior, un mundo no visible donde suceden aquellas cosas más íntimas y existenciales del ser humano. Olvidar esta realidad, sería negar parte de la naturaleza humana y, por ende, coartar la libertad y el derecho de todo ser humano. Por lo tanto, la religiosidad es un valor que, en cualquier caso, merece respeto.

No se es más progresista ridiculizando a la Iglesia o fomentando actitudes anticlericales, más propia de otros tiempos que de un Estado de Derecho y Democrático. Se es progresista cuando se busca la libertad, el bien común, fomentando el respeto y la convivencia mutua. Es cierto que hay una Iglesia a la que le ha interesado más condenar que perdonar, la ortodoxia doctrinal antes que el Evangelio, pero olvidamos a esa otra Iglesia, la que tú y yo conocemos, la que está en el barro, a pié de calle, ayudando y consolando, perdonando y apostando por los últimos de esta sociedad, aquellos a los que, ni siquiera muchos partidos políticos, hacen caso. Amigos y amigas, ojalá el futuro gobierno abra bien los ojos, defienda la libertad y apueste por un diálogo sincero, abierto y honesto. Me pregunto y os pregunto, ¿son tan distintos el socialismo y el cristianismo? Un abrazo a todos. Ánimo y adelante.

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