Gracias a la colaboración de Manuel Andrade, experto gallego en plagas, que está asesorando a las autoridades municipales para hacer frente a este problema ambiental, el Ayuntamiento ha recibido una veintena de trampas que se van a ubicar a partir de mañana en el entorno de la Vega del Golf, donde hasta ahora se han detectado ejemplares de esta especie de insecto, para localizar sus nidos y evitar las salidas de nuevas reinas que contribuyan al desarrollo de un nuevo ciclo para su reproducción, proceso que, normalmente, tiene lugar en el mes de octubre.

“Continuamos tomando medidas para prevenir la proliferación de estos avispones, que no representan un peligro potencial para las personas, pero sí atentan contra nuestro ecosistema y amenazan la biodiversidad, dado que se alimentan de otros insectos, como la abeja melífera, y por tanto suponen un perjuicio para la apicultura tradicional que se practica en algunos de nuestros campos y montes”, explica Isabel Calvente.

“No hay motivo para alarmarse por la irrupción de esta especie de avispa invasora en nuestro hábitat, ya que los efectos de su picadura son muy similares a los de la avispa autóctona, pero sí debemos adelantarnos y actuar para que no se conviertan en un problema”, señala la delegada de Medio Ambiente del Consistorio barreño.

Este protocolo puesto en marcha desde el Ayuntamiento es muy similar a los que se han implementado en otros municipios de la geografía española con el mismo fin.

La Vespa velutina es fácilmente distinguible por su tórax y su abdomen negro con unas franjas de color amarillo. Sus patas son marrones, con extremos de color también amarillo que se destacan, y sus alas, de color oscuro. Es una especie diurna, originaria de Asia y habituada especialmente a los climas subtropicales templados, aunque con una gran capacidad para adaptarse a otras condiciones climáticas, como las que se dan en el oeste de Europa. Su tamaño es algo menor que el del avispón europeo (Vespa crabro).