En marzo de 2017 la Diputación cerraba, bajo un fuerte rechazo social, la residencia de mayores pública. En verano de 2018, la Junta trasladaba de forma apresurada las últimas dependencias sanitarias al nuevo Hospital Comarcal, cerrando así el Hospital de La Línea y el antiguo Hospital Municipal, con el objetivo de acallar las protestas encabezadas por la Plataforma Cívica del Hospital.

Muchos meses antes de este cierre anunciado, vecinos y comerciantes de la zona ya protestaban ante la ausencia total de planes para aquellas infraestructuras. También lo hizo la Mesa de Trabajo por La Línea, que en noviembre de 2018, convocó una concentración a las puertas del hospital para reclamar dignidad para los barrios linenses y soluciones para San Bernando y La Atunara.

Por la gravedad e importancia de esta demanda ciudadana, fue incluida dentro del nuevo documento que reclama la singularidad para La Línea que consensuaron los grupos municipales de entonces y la Mesa de Trabajo. A final de 2017, tras varias reuniones de debate y negociación, todas las fuerzas políticas locales, se comprometieron en dicho Plan Estratégico de la ciudad a “un plan de intervención” en la zona que pusiera en valor aquellos edificios y evitase “una degradación de dicha barriada”.

Estamos en septiembre de 2021. Y seguimos exactamente igual. El estado actual tan deplorable del viejo hospital es una muestra más del abandono institucional que sufre La Línea y es un vergonzoso ejemplo de la ausencia total de planificación de las administraciones públicas, de todas ellas.

La Mesa de Trabajo por La Línea, que aglutina a colectivos sociales, sindicatos y partidos políticos para defender de manera unitaria los intereses de la ciudad, sin partidismos y desde el consenso, reclama que las distintas administraciones, independientemente de su color político, asuman su parte de responsabilidad en este problema:

• El Gobierno Central, como propietario del inmueble, que agilice todo lo posible los trámites para la reconversión del viejo hospital y la financiación para ello.

• La Junta de Andalucía, como competente en políticas sociales y educativas, que no se inhiba de su papel y busque formas de financiar un proyecto que recupere el edificio

• El Ayuntamiento, como administración más cercana, inicie un proceso participativo para que el tejido asociativo y la vecindad de San Bernardo decidan cómo recuperar el edificio para revitalizar el barrio de manera efectiva.

A la luz del nulo avance en la recuperación del viejo hospital, es evidente que el gobierno municipal no ha sabido trasladar ante la Junta de Andalucía y Gobierno Central la urgencia e importancia de este asunto, a pesar de su presencia en el gobierno de la Diputación junto al PSOE. Esto demuestra que Madrid y Sevilla tan solo van a escuchar al pueblo linense, unido y movilizado en la calle. Por esa razón es imprescindible mantener la unidad de acción de todos los agentes sociales y políticos locales en la defensa de los intereses fundamentales de La Línea. Defensa de La Línea que no puede patrimonializar ninguna fuerza política y que corresponde a toda la ciudadanía abanderar y protagonizar.